sábado, 25 de mayo de 2013



"La música empieza donde se acaba el lenguaje"

Cuando uno va por las calles, ves a toda la gente con un par de audífonos conectados a un aparato reproductor de música. Pasas al lado de un auto y escuchas la radio prendida. Pasas por una construcción y te das cuenta que están escuchando música. Buscas modos de terapia y, nuevamente, aparece la música.
Creo que a varios nos pasa que, al escuchar una canción, nuestras sensaciones se manifiestan, despiertan los recuerdos, la mente se expresa. Y creo también que eso fue más o menos lo que la profe Erna quiso, de cierta forma, mostrarnos. La instrucción para esa clase fue: traigan un instrumento. Probablemente debía ser un instrumento con el que nos sintiéramos unidos e identificados, pero siendo realistas, lo que más hay en las casas son flautas y guitarras. Quien hubiese pensado que llegarían kultrún, violín, Kalimba  y djembes
Si bien la clase daba inicio a las 2:30 de la tarde, creo que es importante destacar que la experiencia comienza unas horas antes. Tuvimos una gran ventana ese día, por lo que hubo arto rato para dejarnos llevar. La escuela se llenó de diferentes melodías, cantos y, sobretodo, muchas risas.
Llega el minuto de la clase, dejamos los instrumentos a un lado para que la profe Erna nos hable un poco de diferentes conceptos de creatividad. Una vez lista la primera actividad, pusimos todos los instrumentos al centro de la sala, sumándose algunos que la profe trajo de su propio arsenal. Nosotros los rodeamos y elegimos uno que no fuera el que habíamos traído. Yo elegí las claves, instrumento de percusión, básicamente compuesto por dos palos que hacen un sonido muy agradable al “chocarlos”. La profe puso en el proyector diferentes colores y nos dijo que hiciéramos sonidos acordes a lo que nos hacían sentir. Así, si salía el rojo, habían sonidos fuertes y energéticos, si salía amarillo habían tonos alegres y si salía azul, se escuchaban melodías un poco más melancólicas. Hicimos esta actividad de nuevo, pero con palabras como felicidad, enojo, etc. Luego nos juntamos en grupos de instrumentos, juntándose las cuerdas con las cuerdas, los vientos con los vientos, y así todos. La idea era hacer una melodía armoniosa y luego presentarla al resto de los compañeros. Funcionó bastante bien, logramos hacer algo bonito y, aunque al momento de presentar tuvimos que improvisar un poco, logramos trabajar en equipo y lograr un buen resultado.
Debo decir que me encantó esta clase, y creo que es a partir de ésta que empiezo a tomarle el gustito a lo que hacemos todos los jueves desde las 2:30. Creo que uno puede tener una gran conexión con la música, creo que es un buen hilo conductor de sentimientos y creo que éste se forma al escucharla, al crearla, al interpretarla.
Pero no creo solamente en la música hecha por la voz y por los instrumentos, creo en la música de los pasos, del viento, en la música de la respiración y también, aunque para algunos suene paradójico, creo en la música del silencio.

1 comentario:

  1. Hola Gabriela. la gráfica de tu sitio se ve agradable. Estás bien encaminada en tu blog, los textos son sueltos y simples, bien las fotos.
    Procura llevarlo al día. No olvides el hipertexto en tus entradas y los gadget laterales con enlaces a sitios vinculados a la malla curricular.
    Felicitaciones.

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