Lo invisible se siente...
Primera instrucción, nos
dividieron en 3 grupos y al primero le dijeron: lleven diario. Las expectativas
y dudas volvieron a nosotros ¿por qué diario? El nombre de la clase era drama,
así que pensé que haríamos algo con nuestras máscaras, una presentación o algo
así…nunca tomé tan literal el nombre…drama = catarsis.
Llegamos a la sala y vemos las
sillas dispuestas alrededor de la sala, pegadas a las paredes, haciendo una
especie de borde. El profe Félix nos dijo al grupo 2 y 3 que nos sentáramos en
las sillas, esta vez seríamos público. El grupo 1 se sentó en el medio,
alrededor de los diarios que habían traído.
“Quiero que piensen en la persona
que más los ha determinado y quiero que con el diario hagan un símbolo, que
sientan que con el objeto que hagan la persona queda bien representada” Y es
cuando el profe dice eso que yo entiendo verdaderamente de que se trataba la
clase. Intimidad, confianza, darse a conocer. Estaba sentada con la Nati y le
dije; “después nos van a tener que contar porque hicieron las cosas y todos
vamos a llorar”.
En fin, mis compañeros
confeccionaron sus objetos, mientras había por primera vez yo creo, un ambiente
adecuado para que ellos pudieran trabajar bien. Siempre hay murmullos, pero
esta vez el ambiente era distinto, mucho más respetuoso, y es que creo que
todos le tomamos el peso a lo que estaba pasando. Nuestros compañeros estaban
sentados en el suelo a corazón abierto.
Una vez que terminaron tuvimos un
tiempo para sacar fotos de las hermosas cosas que habían hecho, algunas muy histriónicas,
otras muy enigmáticas, otras “simples” (y pongo entre comillas porque algo con
tanto sentimiento no puede ser solo simple) y otras más elaboradas.
Se acaba el tiempo, se apagan las
luces, se prohíbe sacar fotos y se cierran puertas y cortinas. El ambiente cambia de un segundo a otro.
De estar contentos sacando fotos, pasamos a un estado de sigilo, de
tranquilidad falsa, silencio. Nos sentamos todos alrededor de los que habían
trabajado con el diario, para dar apoyo dijo el profe. Comienzan las
explicaciones, hablan de hermanos, de padres, de abuelos, de cantantes, de
historias de vida, de Dios. De a poco la atmósfera que creíamos pasiva, se va
llenando de sentimientos, de nuevas energías, y el nivel de confianza que
recibimos por parte de nuestros compañeros es abrumante. ¿Quién diría que en 3
meses se pueden crear lazos tan grandes? Yo sinceramente no lo pensé, uno
siempre tiene unos más cercanos, con los que si se hablan de ciertas cosas
íntimas, pero abrirse con 70 personas al mismo tiempo, definitivamente no lo
pensé. Que gran responsabilidad tenemos como compañeros…me atrevería a decir
después de esta clase: que gran responsabilidad tenemos como amigos.
Hermosa experiencia, veo los
lazos invisibles, veo como se hacen más tangibles a medida que avanza el
tiempo.
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